viernes, 7 de diciembre de 2012

La Noche y el Loco (fragmento)

-¿Piensas que eres como yo, tu, el hijo de mi mas oscuro corazón  ¿Puedes pensar mis indómitos pensamientos y hablar mi vasto lenguaje?
-Si; somos hermanos gemelos, ¡oh Noche!, pues tu revelas el espacio, y yo revelo mi alma.


Lo que el arroyo decia

Transitaba el valle mientras el día crecía revelando el secreto de la eternidad.
Y allá, un arroyo seguía su curso cantando, susurrando y diciendo:
La vida no es solo alborozo;
La vida es deseo y decisión.

La Sabiduría no esta en las palabras;
La Sabiduría esta en el significado que encierran.
La Grandeza no está en la fama desmedida;
La Grandeza es para aquel que rehúsa la fama.

El hombre no se ennoblece por su estirpe;
¿Cuantos nobles son descendientes de asesinos?
No todos los encadenados están sometidos;
A veces una cadena es mas grande que un collar.

El Paraíso no esta en el arrepentimiento;
El Paraíso esta en el corazón vacío.

Las Riquezas no están solamente en el dinero;
¿Cuantos vagabundos fueron los hombres mas ricos?
No todos los pobres son desdeñados;
La Riqueza del mundo esta en una rodaja de pan y en un manto.

La Belleza no esta en el rostro;
La Belleza es una luz en el corazón.

La Perfección no esta en el alma mas pura;

Suele ser una virtud de pecar.

Esto es lo que el arroyo decía al árbol que se hallaba en su ribera;
Quizá lo que el arroyo cantaba eran algunos de los secretos del mar.

YO


La noche pregunta quien soy.
Yo soy  su intimidad insomne, profunda y oscura;
yo soy su voz rebelde.
Complazco mi realidad con el silencio
e hilvano mi corazón con la duda.
Y sigo aquí triste,
volviendo los ojos, mientras los siglos me preguntan
quien soy.

El viento pregunta quien soy.
Yo soy su espíritu confuso al que niega
el tiempo.
Yo soy como él, sin un lugar,
seguimos yendo sin acabar
seguimos pasando sin quedar;
y si alcanzamos el declive
creyéndolo el fin del esfuerzo
es el vacío.

El destino pregunta quien soy.
Yo soy como él, un gigante que cubre las edades
y vuelve a darles vida.
Yo invento el pasado lejano
desde la cómoda seducción de la esperanza
y lo vuelvo a enterrar yo
para inventarme un nuevo ayer,
su mañana de hielo.

Yo misma pregunto quien soy.

Yo soy igual que una confusión mirando la oscuridad
sin nada que me de la paz. 
Sigo preguntando y las respuestas
persistirán ocultando una quimera
y creyéndola cerca.
Y si la alcanzo se disuelve,
se extingue y desaparece.

(Nazik al Malaika, poeta iraquí, Astillas y ceniza, 1948 / 
Traducción de Manuel Jiménez Lucena)