Ustedes son la sal de este mundo. Si la sal pierde su sabor, ya no puede recuperarlo. Ya no sirve para nada, sino para tirarlo afuera y que la gente la pisotee.
Ustedes son como una luz que ilumina a todos. Son como una ciudad construida en la parte mas alta de un monte y que todos pueden ver. Nadie enciende una lampara para meterla dentro de un cajon. Todo lo contrario: la pone en un lugar alto para que alumbre a todos los que estan en la casa.
(Mateo 5:13-15)
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